Tuesday, July 04, 2006

Misterio en el ayuntamiento de Cantobravo



Narciso subió las escaleras, nervioso. Llegó al descansillo y torció a la izquierda. Era un hombre de escasa estatura y complexión fuerte. Lucía un bigote generoso que completaba su apariencia con unas gafas pequeñas y unas formas redondeadas. Rondaba los cuarenta y tantos años. Se había convertido en funcionario poco después de acabar la carrera, siendo bastante apreciado por los jefes que había tenido debido a su desenvoltura con los ordenadores. Era más un usuario avanzado que un experto. Pero había estudiado libros de informática con denodado empeño, lo que combinado con las largas horas de práctica que acumulaba, le convertía en un conocedor competente de las destrezas ofimáticas. Tras recorrer el último tramo y franquear la puerta, se encontró en la antesala de la alcaldía. Allí lo recibió Eugenia, la secretaria de don Gabriel.



-Tengo que hablar con el alcalde inmediatamente-. Acometió Narciso antes que Eugenia lograra articular palabra.

-Me temo, Narciso, que no va a ser posible. Está reunido y creo que aún tardará un buen rato antes de...

-No lo entiendes, Eugenia. Es urgentísimo que le hable-. Cortó Narciso, que sin aminorar el paso parecía dispuesto a pasar por encima de ella si se interponía en su camino.

-¡Alto! ¿Dónde crees que vas?- Esclamó la mujer, viendo cómo él se dirigía sin más a la puerta de la alcaldía. Se levantó rauda y se interpuso entre el hombre y la puerta. -No pienses ni por un momento que vas a entrar ahí sin mi permiso.

Narciso la apartó lo más suavemente que pudo, al fin y al cabo era su compañera y él no era violento. Giró el pomo de la puerta empujando y antes de darse cuenta de lo que pasaba dentro se escuchó a sí mismo gritando. -¡ESTAMOS ARRUINADOS, LE DEBEMOS A SISEBUTO MÁS DE CIENTO CINCUENTA MIL EUROS! - La puerta cedió para abrirse lentamente, descubriéndole primero la cara entre asombrada y pesarosa de don Gabriel. Pero lo que consiguió helarle la sangre al mismo Narciso fue la visión de un viejo, retieso y con cara de pocos amigos, que le devolvió la mirada al terminar de abrirse la puerta. Era el tío Sisebuto.


Saturday, July 01, 2006

La visita virtual


No muy lejos de Raimunda y Sisebuto, un trasnochado turista anónimo viajaba, sin salir de casa, por insólitos parajes. Su equipaje de mano, un DVD live de Knoppix, algunas horas de insomnio y una puerta trasera sin llave ni pestillo.

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blackThief:\\>open database Contribucion --allprivilleges:on
blackThief:\\Contribucion>addCriteria (nombre="Sisebuto*")
blackThief:\\Contribucion>addOrder (field="anno",order="desc")
blackThief:\\Contribucion>xDataEdition --display:1
Graphic screen 1049 created on X server(gnome) DISPLAY=1
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...

Los dedos, expertos, se deslizaban con avidez por un teclado de letras desgastadas...